Esta semana tendrá algunos días feriados y mucho tiempo para leer. Te propongo un recorrido de siete libros breves (el más largo tiene 135 páginas) y te aseguro que, con viento a favor, llegamos a terminarlos antes del próximo martes.

Hay de todo: el retrato de una abuela, la historia de las contraseñas, los aliens en el conurbano, algunas ideas en torno a Grindr, etcétera.

1

Unos ojos recién inaugurados, de Martín Felipe Castagnet (Vinilo Editora). En este libro de 79 páginas, uno de los mejores escritores de nuestra generación (según la revista Granta y el Hay Festival/Bogotá39) escribe una carta de amor —o quizás de complicidad— a su abuela Elsa, con quien habló todas las noches por teléfono durante quince años.

Ella solía llamarlo a las once, y si no lo llamaba ella, él la llamaba. Los dos eran nocturnos, anota el nieto, así que no era raro que charlaran pasada la medianoche. “Soy un mono frutícola arborícola de hábitos nocturnos”, decía esa abuela vital, valiente y curiosa.

Por supuesto, este libro sobre Elsa puede ser también un libro sobre todas las abuelas:

¿Qué significan las abuelas para el resto? ¿Significan para todos lo mismo que para mí? Entre los que piensan que le deben todo a sus abuelos, ¿realmente mi abuela fue tan excepcional como pienso? Pero si no lo fuera, no habría tenido la necesidad de escribir esto, de transcribir sus frases, de querer escucharla todos los días. De mis otros tres abuelos también tengo recuerdos vitales, atesorados. No fue solo quererla y dejarla quererme, de esa manera gratuita que tienen los abuelos: a veces regañones, generalmente cariñosos, siempre generosos, todos mis abuelos fueron para mí una parte muy importante de mi vida. Pero lo que pude tener con Elsa fue tanto una educación como una conversación.

Martín Felipe Castagnet.
Martín Felipe Castagnet.

-¿Cuál fue el mayor desafío de escribir este libro?
M.F. Castagnet:-Es la primera vez que escribo algo sobre mi familia. Tenía miedo de que me estallara en las manos, porque mi abuela está muerta pero todos los demás están vivos. La única manera de escribir sobre los muertos es olvidarse de los deudos. Así que escribí sobre la relación entre mi abuela y yo con una ficción de por medio: que el resto de mi familia fue un mero decorado de nuestra relación, un trasfondo y no una red. La realidad siempre excede nuestros recortes, pero sin recorte no puede haber publicación: es la terrible negociación que hacemos en nuestra cabeza, sin necesidad de hablarlo con ningún editor o agente.

2

Los Quilmers, de Leandro Ávalos Blacha (Caballo Negro Editora). Los extraterrestres llegan a Bernal, Quilmes. Esto no es inesperado en la literatura directa, atrapante y un poco socarrona de Ávalos Blacha, que en Berazachusssetts, su novela de 2007, montó una guerra zombie en Berazategui.

La llegada de los visitantes no es tan dramática como siempre la hemos esperado. Ávalos Blacha cuenta diez historias: está el hombre abducido y devuelto que va al programa de Susana Giménez, el jubilado de la sociedad de fomento que se vuelve famoso a nivel intergaláctico y la mujer que tiene un affair con un extraterrestre.

En otra de esas historias, un policía bonaerense debe cuidar a un alien:

El marciano se movió por la casa con confianza. Revisó todo. Placares, cajones, heladera, freezer, alacena. Dejaba las cosas revueltas, fuera de lugar. A la familia no le prestaba atención ni les hablaba. Gutiérrez tenía que controlarse. Le daban ganas de golpearlo hasta que explicara lo que le habían hecho a su gente. Por qué lo dejaron a él ahí. Por qué en Bernal. Mimí lo calmaba. “Sos el embajador de la humanidad” le recordaba. Gutiérrez avisó a sus superiores de la aparición. Tenía la orden de cuidar al marciano mejor que a su propia vida. “Me está dando vuelta la casa” se quejó. No importaba. Enseguida llegaron profesionales para ayudar. Lingüistas, médicos, psicólogos. En la puerta instalaron patrulleros para proteger a la familia de cualquier amenaza. Tenían prohibido hablar del tema con extraños.

Y esas historias, a veces tragicómicas y a veces serias, en realidad hablan de nosotros antes que de los aliens: somos de lo más extraño que hay en la galaxia.

3

Esteban Feune de Colombi.

Limbos terrestres: Mi vida en El Bruc, de Esteban Feune de Colombi (Anagrama). Crónica íntima de la vida en un pueblo catalán de 2.000 habitantes llamado El Bruc, situado al pie de la famosa montaña de Montserrat. Feune de Colombi —actor y escritor argentino— se ha mudado a ese sitio con su pareja y no puede creer todo lo que ocurre por ahí: rituales chamánicos, avistajes de ovnis, reminiscencias napoleónicas, mitos franquistas, y otras cosas raras.

Limbos terrestres es, más que nada, el registro de una búsqueda, un ensayo sobre la vida en la ciudad versus la vida en el pueblito. “Es un cambio muy curioso de manera de producción, porque estás entregado a lo espontáneo, a lo incierto, llega algo que no esperabas”, dijo el autor en una entrevista reciente.


4

Los murciélagos, de Emanuel Bremermann (Pez en el hielo). Un libro de cuentos con miedo, drama y amor es el debut literario de este periodista uruguayo. Bremermann muestra, según El País, “una técnica narrativa en proceso, armada en base a tiempos presentes, frases cortas, ritmos lentos y una temperatura ominosa que crece hasta el límite del desborde, pero a menudo frena antes, dejando que el lector construya o complete posibles desenlaces”.

“Los murciélagos” es también el cuento que le da título al libro: la historia de una pareja que se distancia emocionalmente, con la banda de sonido de los chillidos de los murciélagos. Y sí, la vida cotidiana puede convertirse en una pesadilla y el consumo desenfrenado de papitas Pringles es un mal presagio.


5

Grindermanías: Del ligue urbano al sexo virtual, de Juan Pablo Sutherland (Alquimia Ediciones). Una guía crítica del amor fugaz contemporáneo —en su variable LGTBIQ+— que narra de forma íntima y a la vez erudita la trama histórica que nos trajo hasta aquí. Dicho de otra manera, el autor chileno Sutherland reflexiona acerca de cómo las pulsiones han mutado de forma radical debido a las redes sociales.

“Pude comprobar las riquezas de las producciones teóricas y narrativas subalternas glocales y queer, llevadas a cabo por autores como Pedro Lemebel y Juan Pablo Sutherland”, dijo Paul B. Preciado. Hot & nerd.

6

Una historia de las contraseñas, de Martin Paul Eve (Ediciones Godot). Eve recorre la historia y la literatura, desde Alí Babá hasta las contraseña biométricas, para buscar el significado más profundo de las tecnologías de las contraseñas: la forma en la que moldean nuestras ideas sobre la identidad.

Al desentrañar todo eso, explora cómo lo que sabemos se convirtió en quiénes somos. Un libro interesante y digno del catálogo —por momentos, increíble— de Godot.


7

Joana D’Alessio.

Pequeño tratado sobre la amistad, de Joana D’Alessio (Vinilo Editora). “Somos muy buenas diciendo esto: te entiendo nena, es un bajón. Somos distintas pero entender el mundo y los vínculos juntas, de a dos, nos resulta fascinante. A ella le da pereza el despliegue, es más concreta y entiende todo de una vez, ve el plano general con rayos X. En cambio yo voy a los detalles, avanzo, retrocedo, dudo”: así suena el tratado.

En 2018 D’Alessio fundó el sello de literatura infantil Ralenti y en 2021 lanzó Vinilo, junto a Mauro Libertella en el rol de editor. En este libro cuenta las caminatas que ella realiza casi diariamente junto a sus amigas durante la pandemia, e ilumina las conversaciones, el amor, el paso del tiempo, los hijos, el deterioro de los padres. En definitiva, un testimonio de la amistad entre mujeres.

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Javier