En Te arrancan la cabeza, Franco Torchia explora el mundo de los clubes náuticos de los años ’80, no ajenos a diferentes violencias, y corre el velo de un abuso con sus ambigüedades.
“La opacidad inherente de los vínculos de abuso, la mezcolanza que padecen hasta la bruma, no excluye de ninguna manera a formatos del tipo noviazgo o amistad, y son más plausibles de leer en la ficción que en la no ficción”, me dice en esta entrevista.
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“Yo necesitaba producir un artefacto en mis propios términos”, me dice Franco Torchia sobre Te arrancan la cabeza, su nuevo libro (en realidad no tan nuevo: Mansalva lo publicó en 2022), que además es su debut literario de ficción.
Antes, Torchia había escrito otros dos: El libro de Cupido y Orgullo y barullo: Las entrevistas de ‘No se puede vivir del amor’; ahora, con Te arrancan la cabeza, monta un universo en un club náutico bonaerense típico de la década de 1980 (un universo que él mismo conoció bien), y diseña —para hacer una narración coral— personajes variados, anhelantes de un status social que nunca alcanzarán y algo grotescos, no ajenos a diferentes violencias.
En ese entramado cuenta un abuso que sufre un chico enamorado de su abusador… y cómo ese chico se siente traicionado con su abusador cuando este se convierte en una travesti de nombre Rimbambita (los nombres son todos extraordinarios en esta historia).
“Necesitaba que ese artefacto no estuviera alterado por los dictámenes de la industria editorial ni por los modos de los grandes sellos, que impactan sobre la escritura”, sigue. “No estaba dispuesto a negociar acá porque en otros espacios, yo, por mi trabajo periodístico, vivo negociando las formas”.
Torchia, que en 2015 y 2016 fue distinguido en la Marcha del Orgullo de Buenos Aires y animó el evento, conduce los sábados en Radio Ciudad (LaOnceDiez) el clásico de la diversidad sexual “No se puede vivir del amor” y todos los días a las seis de la tarde en La990, “Francotirador”.
Además de haber sido panelista e integrante de algunos programas de televisión, fue conductor hasta enero de “Flechazo”, un ciclo de citas a ciegas de canal 9: se fue porque no había lugar más que para parejas heterosexuales y la diversidad no estaba ni remotamente contemplada.
Pero, volviendo a Te arrancan la cabeza, es un libro que tiene un lugar especial en su vida: fue el texto con el que recuperó y exorcizó un pasado.
—¿Por qué decís que producir en tus propios términos un libro, una historia como Te arrancan la cabeza era una “necesidad”?
—Porque era el tono que que tenía mi cuerpo en el momento en el que lo escribí, que fue durante el primer semestre de 2021. Tenía un tono crudo. Yo tenía una necesidad de escribir con cierta violencia. Realmente no termino de entenderlo, no lo sé, no lo tengo resuelto. Me parece que había en mi memoria algunas voces, algunas expresiones, como la expresión que le da título al libro, algunos decires que necesitaba extirpar de mí, como si yo te dijera: ¿cómo puede ser que me pasé tanto tiempo de la infancia escuchando aseveraciones tan salvajes? Quise extirpar cúmulos de violencia en torno a la violencia estética, la violencia racial y otras formas de violencia. Si bien los personajes de Te arrancan la cabeza tienen una dosis autobiográfica, ya no volvería a escribir sobre ellos: ese es un mundo que clausuré, por lo cual el libro ha sido exorcizante para mí.
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Te arrancan la cabeza da otro punto de vista sobre algo que Torchia había escrito como una crónica íntima: los dos abusos que él mismo padeció en su infancia.
“La opacidad inherente de los vínculos de abuso”, dice, “la mezcolanza que padecen hasta la bruma, que los caracteriza, que los envuelve, no excluye de ninguna manera a formatos del tipo noviazgo o amistad, y son más plausibles de leer en la ficción que en la escritura periodística”.
—¿La no ficción falla en esto porque puede ser maniqueísta?
—Sí. El problema de la no ficción para mí es que tiene moral. Y tiene que tener moral. La ficción no tiene moral y me atrevería a decir: debe no tener moral. Hay valores que la ficción no tiene por qué tener, porque por eso es ficción, y para mí eso es muy liberador. Hay algo que la no ficción en general, para mí, no termina de captar cuando da cuenta de vínculos o cuando da cuenta de interacciones humanas, que es esa especie de trama fina, nada nítida y contradictoria. La ficción salva la contradicción y la deja hacer en sus dobleces.
Torchia escribe así, por ejemplo, el confuso reclamo del abusado a su abusador:
A mí no me gusta que ahora uses pollera, o blusones, y te entaques. ¿Para qué los tacos Rimbambita? Si fuiste vos el que me besó con ansiedad, tomándome del cuello, exigiéndome ponerme de puntas de pie, mientras a los dos nos chorreaba el agua del río, de la pileta grande, de la ducha, agua de la ducha de la pileta grande, del caño roto de un baño, de la lluvia insoportable de tus años con La Takiche trabajando para tu mamá, de la inundación por Gas del Estado, el aparador flotando en la vereda, la luz cortada, los baldes en uso.
—Y no cuidaste nada del lenguaje desde lo correcto, ¿no?
—No, quería que sea todo lo que hoy puede sonar gordodiante, racista, revulsivo, fuese como es: misógino, homofóbico, clasista… Me enamoré de ese universo del club náutico.
—¿Cuál es la fuerza de lo hablado? Le pusiste la voz a Cupido y ahora escribís un libro muy oral…
—No sé si para mí el libro se relaciona con el uso de mi voz. Se relaciona a un momento. Yo lo estaba escribiendo y apareció el registro, asomó la narradora, no me generó dudas y dije: esta mujer que habla así tiene que seguir así a fondo. Eso fue hermoso, fue uno de los momentos más lindos de mi vida. Y otra cosa linda que me pasó es que me fui emocionando mucho con todos los personajes. También te digo, me hubiera gustado tener una vida así de chica. No sé si eran vidas chicas, pero parecen chicas porque se arreglaban con un club…
—Y tu vida no es así.
—No, claro. Y dividían y reinaban en el club y marcaban territorio en el club. Además tenían un nivel de ocio envidiable, o sea, horas y horas y horas y días enteros al sol. Entonces, bueno, ¿qué querés que te diga? Algo de esa vida a veces siento que me hubiera gustado… La pasaban bien teniendo guerras pequeñas.
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—Vos venís de un par de guerras grandes. ¿En qué quedó tu salida de canal 9?
—En el caso puntual de esta historia, no dudé ni un instante en transformar esto que creo que es aberrante y desde ya sumamente ilegal en grado extremo. Estamos yendo [con la abogada Elba Marcovecchio] al Consejo de Derechos Humanos de la ONU a reclamar. Es una historia además encolumnada con mi propia historia, porque yo me vi envuelto en el canal en una situación que ahora la olvidé un poco, pero de la que, hasta hace un tiempo corto, realmente no daba crédito. Y un día saqué la conclusión de que no podría haber besado en cámara a mi propio esposo ni yo, que era uno de los conductores. Otro día tuve que escuchar este argumento: “¿No te alcanza con que vos seas gay y estés en pantalla?”. Hay cosas con las que no se negocia.
“Yo era una persona muy miedosa, y hoy no siento nada de miedo”, sigue Torchia. “No me preocupa que [en canal 9] haya alguien con cierto poder político, con poder financiero; no me preocupa porque buena parte del mundo desde hace largo rato funciona exactamente al revés”.
Escuchaba muy seguido otros dos argumentos que eran “completamente falaces”. “El primero de los cuales es que esto [no dar lugar a parejas diversas] era una decisión editorial. Pero la violación de derechos humanos no es una decisión editorial, es una violación de derechos humanos. Y el otro es que era un criterio artístico. Pues bien, tampoco es un criterio artístico; criterio artístico es el color de la escenografía, la música, el vestuario… Entonces, todo eso es una política discriminatoria vigente al día de hoy, a pesar de que ese programa ya dejó de existir”.
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—Volviendo a los libros, ¿cuáles son ahora los desafíos de la literatura LGBTIQ+ en la Argentina?
—El primer desafío es dejar de narrarnos. Esto no significa no hacer literatura del yo o no querer contarnos o no querer retomar determinados aspectos de nuestra vida o no hacer ficciones autobiográficas. De algún modo intenté usar nuestro punto de vista para narrar el aparato sexista; la orientación sexual en la escritura es un punto de vista, y es un punto de vista la identidad o la expresión de género en la escritura. No necesariamente tiene que ser un tema y un referente. Debe ser un prisma, puede ser una perspectiva. Entonces, yo muero por leer más y no me encuentro con ese tipo de libros. Debe ser la mirada sobre aspectos, objetos o personas. A mí me interesa mucho más un matrimonio narrado en Te arrancan la cabeza, o sea, a mí hoy por hoy la heterosexualidad me interesa más que nada y más que nadie, es lo que más me interesa.
—¿La heterosexualidad tiene más vueltas como escenario para una historia? ¿Más que la homosexualidad?
—La cis heterosexualidad, sin dudas, como escenario para una historia funciona mejor. No tengo ninguna duda, insisto. Porque hoy ha cedido, si bien constituye todavía la norma universal. Más allá de que no haya perdido su posición de norma, creo que sí está hackeada. Está amenazada, está problematizada, está cuestonada. Entonces me parece que la cis heterosexualidad es infinitamente más rugosa. También este es un momento de muchísima uniformidad LGBT: hay mucha uniformidad, hay mucha uniformidad…
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Este jueves (pasado mañana) empieza la Feria del Libro de Buenos Aires, que estará abierta al público hasta el 15 de mayo en La Rural. La programación tiene más de 2.000 actividades para lectores, editores, bibliotecarios, libreros, ilustradores, docentes, etcétera. El discurso inaugural, a las 18:00 horas, estará a cargo de Martín Kohan.
Te recomiendo cinco encuentros que me parecen interesantes:
1️⃣ Festival Internacional de Poesía — entre 28 y el 30 de abril.
Más de 30 poetas leerán sus versos: Elvira Hernández (Chile), Robin Myers (Estados Unidos), Tilsa Otta (Perú), Blanca Llum Vidal (España), Pedro Eiras (Portugal) y Graciela Cros (Argentina), entre otros.
2️⃣ Ciclo Fervor de Buenos Aires — 29 de abril, 3 y 7 de mayo.
A cien años de la publicación del primer libro de Jorge Luis Borges, la Feria ofrece un encuentro con traductores, editores y especialistas. Participan Valerie Miles, Annick Louis, Razu Alauddin (traductor al bengalí) y Juan Cruz Ruiz.
3️⃣ Pista Editoriales. Un mapa de nuevas editoriales — 30 de abril.
Presenta: Zona Futuro.
4️⃣ Presentación de Hijos de la fábula, de Fernando Aramburu — 6 de mayo.
Con Hinde Pomeraniec. Organiza: Centro Cultural de España Buenos Aires (CCEBA) y Tusquets Editores. Sala: Victoria Ocampo. Pabellón: Pabellón Blanco.

5️⃣ Irene Vallejo presenta su novela El silbido del arquero, en conversación con Flavia Pitella — 12 de mayo
Sala: Carlos Gorostiza. Pabellón: Amarillo.
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Javier