La vida cotidiana durante el estalinismo, de la historiadora australiana Sheila Fitzpatrick, mira al pasado pero ilumina un presente en el que la versión rusa de Google ya no emplea la palabra “guerra” cuando se refiere a lo que está ocurriendo en Ucrania, sino “circunstancias extraordinarias”.

Plus: Escuchar Malvinas, un libro sobre la guerra y la música.

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Una mujer pasea a un perro frente a una “instalación del pueblo para un soldado ruso” creada por los residentes de Podolsk, en las afueras de Moscú, el 28 de marzo de 2022. Foto: AFP

La empresa que trabaja para Google traduciendo textos en el mercado ruso recibió un pedido en marzo: la guerra de Rusia contra Ucrania ya no podría denominarse “guerra” sino “circunstancias extraordinarias”. Así lo cuenta The Intercept en esta nota. La guerra por la información y por el sentido es una guerra semántica de larga historia. 

Y según The Intercept, la aceptación de las demandas de censura rusas por parte de Google y otros en Silicon Valley no es nueva. En 2019, Apple reconoció la anexión rusa de Crimea en su aplicación iOS Maps por la presión del Kremlin. Y en 2021, Google cumplió con el 75% de las solicitudes de eliminación de contenido que había recibido del gobierno ruso. 

  • Ahora, las instrucciones —que se aplican a los productos de Google traducidos al ruso: Google Maps, Gmail, AdWords, y las políticas y comunicaciones de Google con los usuarios— señalaban que el cambio de política tenía como objetivo mantener a Google en cumplimiento con una ley rusa promulgada justo después de la invasión de Ucrania.

Cuando The Intercept preguntó, el portavoz de Google, Alex Krasov, dijo: “Si bien hemos detenido los anuncios de Google y la gran mayoría de nuestras actividades comerciales en Rusia, seguimos enfocados en la seguridad de nuestros empleados locales. Como se ha informado ampliamente, las leyes actuales restringen las comunicaciones dentro de Rusia. Esto no se aplica a servicios como Búsqueda y YouTube”. 

La ley de censura, firmada por Vladimir Putin el 4 de marzo, creó sanciones penales de hasta 15 años de prisión por difundir “información falsa” sobre el ejército ruso.  La manipulación del lenguaje es un frente más en cualquier guerra. “La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza”: estas son las palabras grabadas en el Ministerio de la Verdad de 1984, la novela de George Orwell.

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Imagen: @sigloxxiarg

Hay un libro que fue publicado hace un tiempo y que yo dejé reposar durante meses en mi torre de libros de SIE7E PÁRRAFOS esperando el momento para dedicarle unas líneas, y ese momento llegó hoy: La vida cotidiana durante el estalinismo: Cómo vivía y sobrevivía la gente común en la Rusia soviética es un profundo trabajo de la historiadora australiana Sheila Fitzpatrick, que apela a documentos gubernamentales, archivos de prensa y memorias de ciudadanos de a pie. 

El libro traza un fresco de una época de grandes privaciones (viviendas comunitarias atestadas, colas interminables que consumían la jornada de las amas de casa, laberínticos trámites burocráticos, vigilancia policial y sistemas omnipresentes de influencias y conexiones personales) en la que, sin embargo, también había una expectativa hacia el futuro. Desde fines de la década de 1920 hasta las purgas de 1937. 

Parece un cuento viejo, pero ante la transformación que ha sufrido la Rusia actual por la guerra y las sanciones económicas internacionales, quizás no sea tan viejo. A fin de cuentas, Putin nació en 1952, con Stalin aún en el poder.

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Fitzpatrick (cuyo nuevo libro es The Shortest History of the Soviet Union) escribe en La vida cotidiana durante el estalinismo:

  • “Para quienes viven en épocas extraordinarias, la vida normal se convierte en un lujo. La turbulencia y las dificultades de la década de 1930 perturbaron la normalidad al punto de convertirla en algo por lo que los ciudadanos soviéticos tenían que luchar, casi siempre de manera infructuosa.”
  • “El Homo Sovieticus surgido en los años treinta era una especie cuyas habilidades más desarrolladas incluían cazar y recolectar bienes escasos en un entorno urbano.”
  • “Se podía denunciar a cualquiera como ‘enemigo del pueblo’; y los enemigos, al igual que las brujas de tiempos idos, no tenían marcas externas corroborables. El temor a los enemigos externos que había caracterizado a la Unión Soviética en las décadas de 1920 y 1930, incluso en períodos en que no hubo amenazas significativas para los observadores externos, fue parte integral de la dinámica de las grandes purgas.”
  • “El tema de la guerra era abordado permanentemente por la prensa […] Las medidas políticas estatales se fundamentaban en el peligro de guerra. El programa de industrialización rápida, subrayó Stalin, se justificaba porque, sin ella, el país sería vulnerable a sus enemigos y se ‘hundiría’ en un plazo de diez años.”

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No es solo la información: en época de guerra incluso la música también es parte de una batalla. Lo demuestra Escuchar Malvinas: Músicas y sonidos de la guerra, una antología de Esteban Buch y Abel Gilbert (con textos de ellos dos, y de Mariano del Mazo, Norberto Cambiasso y Sergio Pujol, entre otros).

Las formas en que la guerra entra por los oídos, la importancia de los sonidos como arma de supervivencia en las trincheras y batallas a través de los testimonios de excombatientes; los conciertos a beneficios del Fondo Patriótico y el polémico Festival de la Solidaridad Americana, hito histórico en la ampliación del público del rock nacional; la vuelta a la Argentina de Mercedes Sosa luego de su exilio y su apertura a la nueva camada de músicos populares; el inesperado éxito de una canción que sería pionera como bandera de las reivindicaciones por la diversidad de género… de todo eso habla este libro, a 40 años de la guerra. 

Pero también las maneras en las que el conflicto apareció en el rock inglés y en el argentino; y cómo, en el campo académico, una ópera alegórica con texto de Abelardo Castillo se estrenó fugazmente en el Teatro Colón. 

La pregunta que queda es: ¿qué música quedará de la invasión rusa a Ucrania?

Bueno… por ahora lo dejamos acá. Podemos seguir la conversación por mail [[email protected]] o en las redes [@redaccioncomar]. Y también podés contactarme en Twitter [@sinaysinay].

  • Si querés recomendarme libros, autores o temas para tratar, o contarme si leíste algo de lo que mencionamos, ¡adelante!

Nos vemos por ahí,
Javier

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Sobre libros y escritores. Todos los martes, por Javier Sinay.

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La entrada Rusia, Ucrania y la guerra por las palabras se publicó primero en RED/ACCIÓN.